La Paz que todos anhelamos

Nunca mejor aplicado el concepto que dice que la Salud Mental está vinculada a una dinámica de bienestar bio psico social.
Movimiento e intersección de vectores que hacen que podamos responder a las tensiones que vivir en este mundo nos propone.
Y también es importante permitirnos observar que el hecho que haya sido una niña quien protagonizó el acontecimiento que tuvo en vilo a la población de La Paz y que movilizó a todas las agencias de noticias del país, no fue un dato menor. Fue un factor de vulneración más para el relato descarnado que circuló sin ningún tipo de protección y cuidado.
La escuela es – para las niñas y niños – la sociedad. Es el espacio por el cual salen de la vida familiar y ensayan vivir en el mundo que luego será la sociedad con todos sus estamentos, reglamentaciones e instituciones. Y la membrana que envuelve a la escuela del espacio social, es permeable. No es indestructible y tiene fisuras que permiten que traspasen los tiempos políticos y sociales a través de ella.
Una sociedad y un Estado que cuida y abraza a la escuela y a todos sus actores (docentes, padres, estudiantes, administrativos, etc.), permite que la misma transite de modo democrático, participativo y plural. No exenta de conflictos, sin dudas. Pero con herramientas para permitir formar ciudadanas y ciudadanos.
Dicho de otro modo, a la escuela entran niñas y niños y egresan ciudadanos argentinos.
Por otra parte, si el Estado violenta con su discurso a toda la sociedad; si habilita la burla y el destrato a diversos sectores (desde docentes, investigadores, trabajadores, jubilados y discapacitados) nos encontramos con un escenario en donde la escuela se encuentra permeada por esos valores y ella misma se inunda de la misma violencia que la rodea.
Lo que pensamos en relación a la escuela, podemos trasladarlo de igual modo a la Salud Mental. Un sujeto que vive en un mundo hostil, o incrementa su violencia o derrumba sus defensas y sucumbe ante la desconsideración.
Hoy en día no podemos desconocer que hay un quiebre en el concepto de condición humana. No todas las personas ingresamos en esa categoría. Y ese mensaje proviene del mismo Estado Nacional.
Desde ahí en adelante, no es difícil imaginar padres que viven con angustia por no llegar a fin de mes; docentes que van a trabajar con el desasosiego de no poder enfermarse porque si no su sueldo se ve reducido; niñas y niños agobiados por estándares imposibles. Cada cual está a merced de sí mismo y lo que en otro tiempo era una red de contención hoy es un sálvese quien pueda y cómo pueda.
La niña de La Paz (vaya la paradoja) tomó su protección por mano propia. Porque esto es lo que producen los contextos neoliberales: ausencia de red, deslegitimación de la ley, desarticulación de redes y humanos arrojados a su suerte.
Es por esto que consideramos que hay que hacer una lectura más profunda y amplia de la salud, de la salud mental, del estado de nuestras familias e instituciones y de la función del Estado y el valor de la Democracia.
Todo esto tiene que ver con la salud mental y sobre todo con nuestro futuro como humanidad.